martes, 12 de mayo de 2015

Aldealices: iglesia de Santa María Magdalena


Siguiendo los derroteros de nuestra ruta en dirección a Carrascosa de la Sierra y Castilfrío, se propone una breve parada en un pueblo que tiene un curioso nombre, Aldealices, y motivados por la curiosidad, echar un vistazo a ese delicioso templito con el que, bajo la sorpresiva advocación de Santa María Magdalena, hemos de toparnos de improviso, situado como está, a escasos metros de la carretera general. Aun con reformas posteriores, en conjunto, su visión no deja de producir cierto sentimiento de sosiego, o cuando menos, cierta melancólica impresión de curiosidad, posiblemente motivada por esa aparente sencillez, esa sugestiva mezcla de rusticidad y de antigüedad, que sin necesidad alguna de soberbias conjugaciones estilísticas, combinan lo sencillo pero imprescindible con la técnica artesanal, respetando, no obstante, los principios básicos contenidos en la geometría sacra en la que teóricamente se basa. Mirando su espadaña hacia la referencia inequívoca de esas sierras del Alba –interesante advocación, que ciertamente, en no pocos lugares señala la presencia de cultos precristianos e imágenes de Vírgenes Negras (1), que en este caso, también podría tener cierta relación con la presencia en las cercanías de unos vestigios celtíberos, denominados como Los Castellares- y del Rodadero y en las proximidades del río Merdancho, la fusión cuasi-perfecta de piedra y laja, caracteriza y a la vez respeta las tradicionales construcciones serranas de los pueblos de la zona, nacidos en tiempos medievales alrededor de la Mesta y herederos, como ya se ha dicho en anteriores ocasiones, de aquéllos aguerridos pelendones que surtieron de guerreros a la desafortunada Numancia.


Protegen la forma de semi tambor de su ábside, unos sólidos contrafuertes, de los cuales sobresale uno que, curiosamente, está situado en el centro, precisamente en el lugar donde tradicionalmente quedaba reservado para un pequeño ventanal que, dadas las características del presente templo, debió de haber sido de pequeñas dimensiones, sin ornamentos y del tipo aspillera. De época posterior es, sin embargo, la pequeña ventana que se aprecia en el muro, a la izquierda. Cegada, pero parece que románica en origen, se aprecia un pequeño pórtico en el lateral norte, más cerca de la espadaña que del centro de la nave, aproximadamente en el mismo lugar que ocupa el pórtico principal de entrada –sencillo y sin ornamental, al igual que las series de canecillos que se distribuyen por el arco absidial y los laterales de la nave- situado en el lateral contrario, es decir, en el muro sur, el cual se haya protegido por un porche de mampostería. A falta de sillares con los típicos símbolos de cantería, se aprecian algunas cruces o graffiti de peregrino, toscamente labradas. Por último, señalar que, protegido por un muro y pegado al ábside de la iglesia, se localiza el pequeño cementerio.


(1) Consten como ejemplo de ello, el Santuario de la Virgen de Alba, en Arrojo, concejo de Quirós, Asturias o la imagen de la Virgen de Alba o de la Aurora, que actualmente se conserva en la cripta de la iglesia de Santiago, en la localidad zaragozana de Luna.