lunes, 28 de julio de 2014

Señuela se lava la cara


Hace algo más de una semana, algunos medios informativos -entre ellos El Mundo-Diario de Soria, de fecha 13 de julio-, se hacían eco de la finalización de los trabajos de restauración de la iglesia de Santo Domingo de Silos, en Señuela, aprovechando, de paso, para reseñar las inversiones que se vienen realizando dentro de los acuerdos alcanzados en 1996 por la Diputación y el Obispado de Osma-Soria, con vistas a la restauración de algunos templos de la provincia. Como fruto de los referidos acuerdos, la iglesia de Señuela se ha visto favorecida por la reparación de la torre medieval -una auténtica joya, tanto por dentro como por fuera-, la cubierta y los muros, así como la provisión de pararrayos y la instalación de alarma, inversión y detalles con los que me congratulo plenamente, en base, sobre todo, a los vínculos de amistad que me unen con el lugar.
 
Así mismo, en base a ellos, lamento que en esos medios no se amplíen las noticias, y se mencione, siquiera de pasada, que Señuela lleva tiempo procediendo a un espectacular lavado de cara, en la que los esfuerzos de la Asociación de Amigos de Señuela, de los propios vecinos, así como la de los agregados de otros pueblos y lugares están consiguiendo que este pueblo, situado en las proximidades de Almazán y perteneciente al municipio de Morón de Almazán, comience a tener un aspecto saludable, surgiendo, como un moderno Ave Fénix del ostracismo y el olvido al que se ha visto sometido durante los últimos años. No sólo la remodelación de muchas de las antiguas casas, sino también el asfaltado de algunas de sus calles, su Club Social y su apenas recién estrenado frontón, auguran un prometedor futuro de para Señuela, que hace algún tiempo recuperó, también, parte de sus edificios tradicionales más carismáticos, como son la fragua y el horno de pan.
 
Todo un ejemplo y un motivo de alegría, en una provincia que, después de todo, contiene en su haber un elevado número de despoblados, problema en el que deberían de fijarse, quizás un poco más, los esfuerzos de la Diputación y los medios periodísticos, pues en el fondo, iglesias y pueblos no forman, sino, un conjunto indivisible.