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Mostrando entradas de 2014

Feliz Vida y Feliz Camino

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U n año más nos dice adiós: Solsticio de Invierno o Navidad , tanto da, como tampoco importaba la condición de los peregrinos que acudían al hospital de Roncesvalles. No importa, tampoco, cómo lo sienta cada uno; importa sólo cómo lo viva. Por eso, como todos los años, quiero brindar por la Vida con todos vosotros; y lo hago, con la expresividad de un lugar muy especial para mí: el monasterio de San Juan de Duero. Un lugar que, en mi opinión, define, posiblemente mejor que ningún otro, el sentimiento que produce una provincia, Soria, en el alma de poetas, de viajeros y de visitantes: admiración. S obran las palabras, y a diferencia del turrón, lo justo no empacha. Por eso, sin más preámbulos, pero sí de todo corazón, Soria se hace camino al andar , os desea: U na Feliz Vida y un Feliz y Venturoso Camino.

Zayas de Báscones

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D ejamos atrás la interesante y antigua Castromoros , nombre con el que conocía en la Edad Media a San Esteban de Gormaz, con sus imponentes iglesias de San Miguel y de la Virgen del Rive ro , muestra del románico más arcano y genuino de la provincia, así como los numerosos fragmentos de lápidas romanas utilizados como relleno en su calle Mayor y continuamos viaje por la carretera general SO P-5004, que se dirige hacia San Leonardo de Yagüe y las estribaciones del impresionante Cañón del Río Lobos, límite con la provincia de Burgos, visitando algunos lugares de interés. Uno de tales lugares, sería Zayas de Báscones, pueblecito apenas habitado y dedicado al pastoreo, principalmente, que, situado en las inmediaciones –aproximadamente, a seis o siete kilómetros de San Esteban-, aún conserva, en su iglesia, algunos detalles de interés, que merece la pena conocer. M uy reformada, salta a la vista, es difícil preguntarse qué no fue de su galería porticada original –si es que

Miño de San Esteban: iglesia de San Martín

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D e camino a esa antigua, hermosa y emblemática urbe que es San Esteban de Gormaz, conviene detenerse en Miño -pueblo situado en sus inmediaciones-, y echar un vistazo a su interesante iglesia románica, dedicada a la figura de San Martín, no el Dumiense ni el de Finojosa, sino el que, según la Leyenda Dorada de la Vorágine, partió su capa por la mitad para ofrecérsela a un pobre y participó en el Concilio de Tréveris contra Prisciliano, retirándose a la soledad de los ermitaños, después de la sentencia y ejecución de éste último: el de Tours. Si bien es cierto, que como la gran mayoría de los templos, tanto de la provincia como de provincias limítrofes -Burgos, Segovia, Guadalajara o La Rioja-, ha visto en gran medida mermada y modificada su primitiva estructura, la parroquial de Miño todavía conserva, sin embargo, numerosos elementos originales, como para hacer que se la considere como uno de los templos más interesantes de la zona. Entre estos elementos destacan, sobre todo, su

Valdenebro: iglesia de San Miguel Arcángel

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A escasa distancia de ambas Bayubas, la de Arriba y la de Abajo –o como más probablemente se denominaran, así mismo, en tiempos históricos de Suso y de Yuso , como los famosos monasterios de La Rioja-, se encuentra, también, el   bonito pueblo de Valdenebro. Valdenebro es un pueblo que, siguiendo milenarias tradiciones, se recoge, formando un arco de ballesta –como diría el gran poeta Antonio Machado, refiriéndose al Duero a su paso por San Saturio- alrededor y debajo del montículo en el que se levantan los cimientos de su vieja parroquial. Una parroquial que –posiblemente, siguiendo los preceptos de Bitrubio en cuanto al lugar en el que se debe construir un templo, determinado por la deidad al que ha de estar consagrado-, se encuentra bajo la advocación de San Miguel Arcángel. Dejando aparte algunas complementarias circunstancias –como las reformas y añadidos de épocas modernas, entre ellos, la sacristía-, este templo de San Miguel, contiene todavía interesantes elementos

Bayubas de Arriba

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S in salir todavía de la Comunidad de Villa y Tierra de Berlanga, pero acercándonos hacia el Burgo de Osma y San Esteban de Gormaz, algunos pueblos, en mayor o en menor medida, todavía conservan, en sus parroquiales, parte de ese antiguo legado románico originario. Es el caso de Bayubas de Arriba, un municipio del que se conoce su existencia desde época tan tardía, como es el año 1060. Repoblado en tiempos de Alfonso I el Batallador –rey en cuyo testamento, legó prácticamente todo su reino a las Órdenes Militares-, se supone que los cimientos de su iglesia parroquial, dedicada a la figura de la Asunción de María –posiblemente, tuviera otra advocación originalmente-, corresponden a finales del siglo XII y principios del siglo XIII. También parece que el nombre del pueblo ha sufrido alteraciones a lo largo del tiempo, pues ya figura en antiguas crónicas con el nombre de Veyugas o Vayugas , e incluso otro, más curioso y compuesto, de Agua-Yumbas de Arriba y Bayugas de Arriba –se

Aguilera: iglesia de San Martín

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C ercanos al entorno, aunque adentrándonos hacia el interior, pero siguiendo esa carretera general que une dos poblaciones de cierta importancia, como son Almazán y el Burgo de Osma, merece la pena detenerse en algunos pueblos y acercarse hasta sus parroquiales. Ese sería el caso, para empezar, de la pequeña población de Aguilera y su curiosa e interesante iglesia, dedicada a la figura de San Martín de Tours. Aunque no parece haber documentación histórica que lo avale, algunas fuentes observan cierto templarismo en este templo que, por sus características, bien haber constituido, como era costumbre en la época –el siglo XII, cuando la región representaba parte de la denominada frontera del Duero , que separaba la España cristiana de la España musulmana-, un ejemplo –abundante, por cierto en la provincia- de lo que se ha dado en denominar iglesia-fortaleza. Perteneciera o no, en algún momento determinado a los templarios, lo que sí es cierto, es que está comprobada la presencia de

Nódalo: iglesia de San Miguel Arcángel

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E l siguiente pueblo en nuestra ruta por el románico de la zona, situado, no obstante también a escasa distancia de Nafría la Llana y a apenas un par de kilómetros de la carretera nacional 122 que une Soria con Valladolid, es Nódalo. Su parroquial, dedicada a la figura de San Miguel Arcángel, está situada, como solía ser costumbre en tiempos medievales -si tenemos en cuenta los útiles consejos de Vitrubio, estaríamos incluso de acuerdo también con la advocación- en lo más alto del pueblo, motivo por el que, en días ventosos y destemplados, se vea batida por los cuatro costados. Muy reformada -cabe destacar, el añadido de la sacristía en un lugar inusual, como es el de estar en la zona oeste, junto a la espadaña-, contiene, sin embargo, algunos elementos interesantes, que merece la pena descubrir. Casi todos, sin excepción, se refieren a su portada principal, situada en el lado sur del templo. Una portada, que si no tan espectacular como esas otras que hemos tenido ocasión de ver en

Nafría la Llana: iglesia de la Natividad de Nuestra Señora

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E l camino continúa y en apenas unos kilómetros, el viajero llega a otra pequeña población, de nombre Nafría la Llana, cuya parroquial dedicada a la Natividad de la Virgen, merece, sin duda, una más que digna mención, perteneciendo, según aseveran los expertos, a la primera mitad del siglo XII. A diferencia de las visitadas hasta ahora en ésta pequeña ruta románica por la comarca, conserva prácticamente inalterables muchos de sus primitivos elementos románicos, si bien es cierto, que algunos no están en las óptimas condiciones que cabría esperar, sobre todo en lo referido a los canecillos. Tal es así, que en vista de algunos de ellos, como por ejemplo, el pequeño arcosolio que se levanta por encima del pórtico principal, situado en el lateral sur de la nave, se podría sacar alguna curiosa deducción, sobre todo si se compara con los recursos arquitectónicos empleados en otras iglesias de las proximidades, como podría ser el caso de Caltañazor y su iglesia principal, situada dentr

Fuentelárbol

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D ejamos atrás Torreandaluz y la mediática portada de su parroquial dedicada a la figura de Santo Domingo de Silos, y en apenas una breve andadura de cinco kilómetros, seis a lo sumo, llegamos a Fuentelárbol, población que, en opinión de este viajero, conserva en su nomenclatura unas raíces celtíberas que determinan el lugar y, en muchas ocasiones, señalan, así mismo, con la presencia de una iglesia, la posterior cristianización. Un ejemplo de ello, podría encontrarse en otro pueblecito soriano, distante tres kilómetros de Almazán, de nombre Fuentelcarro, cuya parroquial tiene la fuente o pozo adosada a su pared oeste, como interesante podría resultar señalar, además, la existencia de un ancestral pozo en uno de los laterales de la iglesia de San Juan de Rabanera, en Soria capital, templo en el que, como se sabe, se reutilizaron numerosos elementos de la cercana y arruinada iglesia de San Nicolás, en uno de cuyos lienzos todavía se pueden apreciar unas bellas pinturas románicas que

Torreandaluz: iglesia de Santo Domingo de Silos

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S in duda, el otoño es una buena estación para recordar. Tal vez no sea la mejor, pero me consta, que al menos lo disimula muy bien, hasta el punto de parecerlo. Como hojas que se balancean al menor atisbo de brisa, los pensamientos adquieren la dimensión de esas pompas de jabón que inundaban los mundos sutiles de un hombre bueno, otorguémosle el apellido Machado, sólo por poner un ejemplo relevante y revoloteando con imperiosa rebeldía, rechazan la barrera física de los candados, abandonando los carcomidos barrotes del Semper fidelis y nostálgico baúl de los recuerdos. Se convierten, comparativamente hablando, en reos atrapados y reducidos sin misericordia por los sabuesos de la prosa. Cualquiera diría, que en apenas unos segundos, demostrando la teoría de la relatividad de Alberto Einstein -me otorgo a mí mismo el capricho de la familiaridad, porque tal vez ambos pertenezcamos a alguna de esas doce tribus perdidas de Sefarad -, punto de partida y de llegada se fraccionan en apen

Villaciervos

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D e la medieval Villaciervos de Yuso, o de Abajo, como se la conocía allá por el siglo XII, cabe reseñar esa curiosa torre del reloj, construida hacia 1884, que el viajero se encuentra prácticamente de sopetón unos tres kilómetros más adelante, apenas abandonado Villaciervitos, continuando viaje por la carretera nacional 122 que une Soria con Valladolid. Cuentan, que entre sus tradiciones perdidas, estaban unas curiosas danzas que se crearon hace justamente cien años; que se cantaban albadas en las bodas, como en Aragón y que los mozos pedían la gallofa el Martes de Carnaval, el segundo día de Pascua y también por Santa Ana, la Madre de la Madre. De sus cofradías, dicen que todavía continúa vigente la de la Vera Cruz. Dicen, así mismo, que ayudaron a una reina y su séquito, que se quedaron atascados en el puerto, en el lugar conocido a partir de entonces como Cuesta de la Reina, y que de similar manera a como ocurriera frente al moro, que había puesto cerco a las murallas del casti

Villaciervitos

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D ecía Juan Antonio Gaya Nuño, siempre por boca de su fiel e inolvidable personajes, claro está, nuestro inmortal Santero de San Saturio , que las villas, aldeas y lugares sorianos cautivan, ante todo, y frecuentemente sin otro señuelo, por sus nombres . Lejos del espíritu sanguino del cazador -que a mí la caza, como la música militar, nunca me supo levantar-, arribar a una población con un nombre tan romántico como Villaciervitos, me produce una peculiar tormenta de sensaciones, capaz de levantar en el alma pequeños aguaceros de especulativa imaginación. Pienso, luego he de suponer que existo, que si a apenas a unos breves kilómetros, otro pueblo lleva el no menos expresivo nombre de Villaciervos -por el que pasaremos también en breve-, ambos lugares debieron de constituir para el cérvido -cuya esbeltez, agilidad y gracia parecía ejercer una poderosa fascinación sobre el hombre primitivo, a juzgar por su representatividad en numerosos grabados rupestres, incluidos los del cercano

La Cuenca, un pueblo con encanto y una iglesia con misterio

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D e La Cuenca, me llamó la atención ese aspecto, posiblemente más propio de un pueblo serrano -macizo, henchido de tosca piedra, quizás como aquellos que el tiempo ha ido machacando en el mortero de las olvidadas soledades pelendonas cercanas a San Pedro Manrique, Magaña o Castilfrío-, que no el de un feliz asentamiento en un valle más o menos profundo, acariciado con nostalgia por vientos decididamente más cálidos y favorables. Cercana a la capital, de la que dista apenas una insignificante distancia de una decena de kilómetros, su ámbito situacional queda dentro de la influencia de una virgen de la leche , sambernardina , posiblemente tostada por el sol en origen y sin duda oficiosa en el antiguo arte de la alquimia, que no dejando que la movieran de su sitio -de ahí su nombre, según refiere la leyenda, Hinodejo-, consintió, no obstante hay que suponer que de buen grado, ser expuesta en la concatedral de San Pedro -no lejos de donde se custodia el cráneo bafomético de San Satur

Villálvaro: la ermita de la Virgen de Lagunas

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E s Soria una provincia relativamente pequeña, detalle que no impide, sin embargo, que posea, paradójicamente, una gran capacidad para agradar y sorprender. Una buena prueba de ello, son esos pequeños pero a la vez agradables imprevistos, que lejos de reseñarse -quizás como deberían- en las atracciones recomendadas en las principales rutas turístico-culturales, se encuentra uno casi de sopetón, hecho que suele suceder, generalmente, cuando se pierde el miedo y se deja que sea precisamente el azar, o la casualidad o la causalidad -que cada uno se sirva la porción del postre que más le agrade o le llene-, el mejor aliado de la aventura.   V illálvaro, es una pequeña población que se encuentra en las inmediaciones de San Esteban de Gormaz, Rejas de San Esteban y otro pequeño pero no menos curioso lugar, llamado Matanza de Soria, que se piensa que debe su nombre a una cruenta batalla medieval y la instalación en el lugar de los numerosos heridos y en cuya iglesia, muy modificada, s

Señuela se lava la cara

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H ace algo más de una semana, algunos medios informativos -entre ellos El Mundo-Diario de Soria, de fecha 13 de julio-, se hacían eco de la finalización de los trabajos de restauración de la iglesia de Santo Domingo de Silos, en Señuela, aprovechando, de paso, para reseñar las inversiones que se vienen realizando dentro de los acuerdos alcanzados en 1996 por la Diputación y el Obispado de Osma-Soria, con vistas a la restauración de algunos templos de la provincia. Como fruto de los referidos acuerdos, la iglesia de Señuela se ha visto favorecida por la reparación de la torre medieval -una auténtica joya, tanto por dentro como por fuera-, la cubierta y los muros, así como la provisión de pararrayos y la instalación de alarma, inversión y detalles con los que me congratulo plenamente, en base, sobre todo, a los vínculos de amistad que me unen con el lugar.   A sí mismo, en base a ellos, lamento que en esos medios no se amplíen las noticias, y se mencione, siquiera de pasada, que

Herida ermita de San Bartolomé

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N o todas las maravillas que se localizan en este impresionante Cañón del Río Lobos, son de origen natural, paridas en silencio y con infinita paciencia por una fértil Madre Tierra cuyo culto quedó establecido siglos, probablemente milenios antes de que la idea del Patriarcado arraigara en el pensamiento de los pueblos nómadas que extendieron su filosofía megalómana a medida que conquistaban los territorios por los que pasaban en su incontenible migración. De alguna manera indeterminada, pero sin duda provistas de un singular olfato, hubo una curiosa mezcolanza de seres, mezcla de místicos y de guerreros -a semejanza de sus hermanos musulmanes de los ribbats -, que se asentaron en sus ocultas soledades, sin duda con un fin predeterminado y secreto, ante el que sólo cabe acudir al recurso siempre bienvenido de la especulación. Hombres sencillos en su conjunto, pero formidables por defecto en lo referente a una pequeña élite, que después de siglos de su calamitosa extinción el mundo

Rincones Mágicos de Río Lobos

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'La naturaleza y sus ríos, sus lagos y sus paisajes eran también la expresión de la Madre Tierra, la Gran Madre...' (1)   I nmenso, misterioso, espectacular, sublime, inconmensurable, mágico, imponente, excepcional, grandioso, enigmático, misterioso, supremo, categórico, arcano, primordial, prolífico...la lista de adjetivos sería realmente interminable si tuviéramos que hacer un ejercicio gramatical que describiera las características de un lugar sorprendente que se extiende, como una enorme columna vertebral, a lo largo de una treintena de kilómetros, entre dos provincias muy determinadas de la Vieja Castilla, como son Soria y Burgos: el Cañón del Río Lobos.   P rácticamente desconocido para el público en general hasta su redescubrimiento por aquellos intrépidos investigadores de la España mágica y misteriosa a finales de los años setenta y principios de los ochenta, el Cañón del Río Lobos y las maravillas que encierra, han atraído la atención de un mundo que todav

Obras en el castillo de Ucero

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'Por la carretera del Burgo a San Leonardo, remontando la vega de Ucero, se llega a la villa, que tomó el nombre del río, situada al pie de un alto cerro que corona un ruinoso castillo medieval. Siendo señor del castillo, de la villa y de sus trece aldeas, en 1302, don Juan García Villamayor encargó en su testamento fueran vendidos estos señoríos al Obispo don Juan de Ascarón, a precio casi gracioso en desagravio de los grandes daños que en la región causara con su gente de armas. Conserva el castillo, en pie, gran parte de sus lienzos y baluarte, y sobre todo la torre del homenaje, que tiene en su interior una bóveda ojival del siglo XV...' (1).   M e permito la licencia de transcribir íntegra esta descripción de una época en la que, afortunadamente, España vivía en la ignorancia de este castillo, de este pueblo y de este fantástico entorno que es el Cañón del Río Lobos. Y me la permito, posiblemente, porque después de mi última visita a este maravilloso entorno, en su