Carpe Diem con la Asociación Sociocultural de Señuela

El Club de los Poetas muertos, una extraordinaria película que lleva asociado, como una personalizada patente de denominación de origen, un aforismo latino, que conoce prácticamente todo el mundo: Carpe diem. Aprovecha el tiempo presente. Hace poco más de una semana, tuve la oportunidad de poner en práctica este antiguo consejo latino, utilizado como recurso por numerosos poetas, entre ellos Walt Whitman, precisamente aquél que, glorificando a Lincoln le dedicó unos no menos elocuentes y conocidos versos: 'Oh, capitán, mi capitán'.
Supongo que por una simpática asociación de ideas, todas estas referencias que utilizo ahora yo también como recurso literario, me vinieron a la memoria a medida que conocía a estos nuevos amigos y me adentraba de su mano en la memoria colectiva de un pueblo que, aunque considerado en la actualidad como barrio de Morón de Almazán, tiene privilegios históricos más que suficientes como para considerarse independiente.

Pero claro, esa es otra cuestión. La cuestión principal es que, disponiendo ahora de muchos más datos para hablar de Señuela una segunda vez con cierto conocimiento de causa, sería una descortesía imperdonable por mi parte, hacerlo antes, siquiera, de expresar mi más sincero agradecimiento a los miembros de la Asociación Sociocultural de Señuela, y en especial a su presidente, Cándido las Heras, en cuya compañía tuve el privilegio -digo bien- de pasar unas horas inolvidables, y sobre todo -tesoro inapreciable para un solitario caminante- de lo más instructivas. Porque en mi opinión, con su esfuerzo e interés por recuperar para el presente ese pasado que nunca debería morir, están sentando los cimientos de un futuro que está lejos de desaparecer.

De manera que Cándido, Nines, Laura, José, Inma, Chuchi (un colega peregrino), Alvaro e Inma (los vecinos de Madrid), mis más sinceras gracias: fue un auténtico placer conoceros y compartir mesa con vosotros. Muchas gracias a todos.


Comentarios

Unknown ha dicho que…
Hola, Juan Carlos: me ha gustado mucho tu entrada porque mencionas una frase que debiéramos aplicar concienzudamente en nuestras vidas, porque recuerdas una película que me pone el vello de punta, porque evocas unos versos que me convierten de nuevo en aquella lejana adolescente y, sobre todo, porque subrayas el trabajo y la dedicación silenciosos y anónimos de muchas personas. Un abrazo.
juancar347 ha dicho que…
Hola, Iconos. Creo que esa película aún continúa emocionándonos a muchos, tanto por los mensajes como por los recuerdos que evoca. El resaltar la labor de estos amigos, no sólo era una obligación, bien entendido el término, sino también un deber; quizás sea un romántico, pero creo que si este tipo de iniciativas proliferaran, el destino de muchos de nuestros pueblos sería otro. Y más aún en una provincia como Soria, con un índice de despoblación muy alto. Un abrazo

Entradas populares de este blog

La vieja gloria de Arcos de Jalón

Vidas Mágicas e Inquisición (1): el Marqués de Camarasa

Gente de la provincia: un tesoro humano que descubrir