lunes, 13 de diciembre de 2010
Feliz Navidad y Feliz Camino
martes, 16 de noviembre de 2010
¿Existe esperanza para Numancia?
lunes, 15 de noviembre de 2010
Un paseo por Visontium
domingo, 31 de octubre de 2010
Sotillo del Rincón y la rebelión de Lucifer
miércoles, 27 de octubre de 2010
Tera
domingo, 17 de octubre de 2010
San Polo: memento de templarios
lunes, 27 de septiembre de 2010
La conexión irlandesa de Villasayas
(1): Por respeto, me abstengo de citar la fuente, salvo que el autor requiera lo contrario.
domingo, 19 de septiembre de 2010
Santo Domingo: una borrachera de románico
domingo, 12 de septiembre de 2010
Romance del Duero
Tal es el grado de evocadora ensoñación, que resulta difícil no ver, en la sombra alargada de los álamos, la sombra original de aquél poeta sevillano que supo cantar a la ciudad mejor que ningún otro y que tal vez -digo sólo tal vez- supo comprender igual de bien que el santero de Gaya, una cultura y unas gentes que, a pesar de todo, siguen enfrentándose a un olvido gubernamental, difícil de comprender.
Sí, hoy he vuelto a ver los álamos dorados, álamos del camino en la ribera del Duero, entre San Polo y San Saturio...
viernes, 3 de septiembre de 2010
Barca, marinera tierra adentro
Un cuaderno, sí, del que pienso que no es algo insustancial o inanimado, sino que, en el fondo, constituye la prolongación de una conciencia peregrina, que además de rutas, contiene, también, sensaciones y recuerdos que previenen -o lo harán con el tiempo- las fragilidades y carencias de la memoria. De ahí la preocupación y la importancia de recuperarlo, sin importar, bueno es decirlo, un desplazamiento entre ida y vuelta de aproximadamente quinientos kilómetros.
miércoles, 25 de agosto de 2010
Cañón del Río Lobos: festividad de San Bartolomé y romería de la Virgen de la Salud
Tampoco sería desde mi posición en la cueva, paleolítica y ancestral, sino sentado sobre la dura superficie de la roca donde de asienta parte de la ermita, que vería una homogénea multitud de personas entrando y saliendo del templo; deambulando por los alrededores; almorzando en la plácida alfombrilla de la yerba de la pradera, dorada por los rayos de un sol que durante la jornada, caprichoso agosto, han de solventar la inconveniencia de unas nubes, por momentos negros nubarrones, que se ciernen por encima de unos riscos erosionados de forma sutil y hasta cierto punto, caprichosa.
Cerca de la orilla del río, caminando con parsimonia por el sendero de arenisca que se dirige hacia el puente de madera, dejando la ermita a un lado, una pareja de guardias civiles toma nota de los acontecimientos sin que se sepa realmente hacia dónde miran, pues sus ojos se ocultan detrás de unas oscuras gafas de sol. El joven párroco, inconfundible con su pelo corto, su no menos recortada perilla y sobre todo su traje negro, que ya participara en la ceremonia del año anterior, asciende la cuestecilla con rapidez, portando sus manos una caja de cartón que, presumiblemente, contiene los elementos necesarios para su oficio de la liturgia. Es un párroco que parece conocer y naturalmente no compartir, toda la mitología generada en relación a la ermita y sus antiguos moradores, non nobis Domine...Quizás por eso, y también porque estoy convencido -y lo digo con todo el respeto- de que los sacerdotes son unos estupendos actores, en uno de los momentos álgidos de la misa, sus palabras llaman poderosamente la atención: la única fuente de energía de ésta iglesia, es la Virgen de la Salud. Y tal debe ser, teniendo en cuenta que la imagen original, románica y de connotaciones negras, se perdió en circunstancias que es mejor no especificar en esta crónica.
Por otra parte, si bien es cierto que el hábito no hace al monje, no menos cierto es que el bastón y la mochila colgada a la espalda, no hacen tampoco al peregrino. Son muchos los que de tal guisa se presentan en la ermita, y siquiera sea por honestidad y sobre todo, por desconocimiento, me veo en la obligación de concederles el beneficio de la duda, teniendo en cuenta que cada día somos más los que nos lanzamos a esos caminos, terminen o no en Fisterra o Compostela, buscando posiblemente una trascendencia vital lejos de nuestros ambientes habituales.
Pero sin duda lo más destacable, en mi opinión, no es otra cosa que comprobar -aún a pesar de la devaluación del tiempo, que afecta de manera implacable a la tradición, los usos y las costumbres- que las romerías, en el fondo, aparte de un acto de fe, constituyen un peaqueño baluarte de índole familiar en el que participan, con mayor o menor actividad, integrantes de varias generaciones. Por eso, resulta un detalle entrañable observar a la hija o a la nieta, acompañando a la abuela o al abuelo; o ver a un matrimonio anciano avanzar hacia la ermita cojidos del brazo, pasito a paso, ayudándose de sus respectivos bastones, siendo el concepto de familia extensivo a los amigos y vecinos, que ratifican una proximidad, salvaguardada, año tras año, por un ancestral acto de fe.
Son estos pequeños detalles, los que en cierto modo, animan a volver, pues, de igual manera que el chela de Lobsang Rampa en la cueva del ermitaño, constituyen toda una enseñanza ancestral que merece la pena ser aprehendida y vivida.
Creo que por una vez, el Cañón, el Temple y sus misterios estuvieron en un más que justo y segundo plano.
(1): T. Lobsang Rampa, 'El ermitaño', Mundo Actual de Ediciones, S.A., 1977.
domingo, 1 de agosto de 2010
Gormaz: Fortaleza Califal
lunes, 26 de julio de 2010
Gormaz: ermita de San Miguel
Resulta evidente, para quien haya visitado las ermitas de San Baudelio de Berlanga y de la Vera Cruz de Maderuelo, el estrecho nexo que las une con esta humilde pero también maravillosa ermita de San Miguel. Nexo que, desde luego, avala la hipótesis de que fue la misma escuela quien decoró las tres ermitas, aunque bien es cierto que en la de San Miguel, podemos encontrar elementos contenidos por separado en las otras dos.
Por fortuna para la Historia, y sobre todo para nuestro vapuleado Patrimonio Histórico-Cultural, el judío Leví no pasó por Gormaz; y si lo hizo, cabe al menos la satisfacción de suponer que, por las causas o motivos que fueren, no pudo lucrarse a costa de la ignorancia de los habitantes del lugar, como sucedió en el caso tristemente famoso de San Baudelio. Tampoco hay constancia del paso de ese famoso ladrón de guante blanco, conocido como Erik el Belga.Sí hay constancia, sin embargo, del poco aprecio que los habitantes del lugar y sobre todo las autoridades eclesiásticas concedieron a una auténtica maravilla, que nunca debió de ser maltratada y despreciada de la forma en que se la despreció y maltrató. Se puede disculpar, humanamente hablando, la humildad y los apenas inexistentes recursos culturales de los primeros; pero hemos de suponer que, en el caso de los segundos, el sacerdocio conlleva unos estudios de formación que capacitan al sacerdote, si no para ser un experto en Arte, sí al menos para saber valorar el contenido del templo que se le encomienda. Eso, por no hablar del obispo de turno, capaz de estampar su firma en un documento de compra-venta, sabiendo muy bien qué es, en realidad, aquello con lo que está comerciando. En definitiva, bajo mi punto de vista -y lamento si por exponerlo ofendo- tenemos en la ermita de San Miguel de Gormaz un claro ejemplo de la manera en que la Iglesia Católica custodia, conserva y valora unos edificios que debería de ser la primera en defender y conservar, como auténticos e irreemplazables templos de Dios, que son, a la vez, auténticas Obras de Arte.
viernes, 23 de julio de 2010
Rello, genuino sabor medieval
martes, 20 de julio de 2010
Barahona: retorno a la Piedra de las Brujas
martes, 13 de julio de 2010
Romanillos de Medinaceli: Crucetas y Tradición
Por otra parte, la zona tiene una riqueza arqueológica de gran importancia, como demuestran las tumbas antropomorfas localizadas no sólo junto al pórtico de entrada de la iglesia románica de San Miguel, sino también en esos campos aledaños al cementerio municipal. Eso, sin olvidar que en las proximidades, se encuentran lugares de interés, como Conquezuela -ermita y cueva de la Santa Cruz, con sus cientos de cazoletas rupestres que se remontan, cuando menos, al Neolítico- o Miño de Medinaceli, con varios yacimientos correspondientes a la Edad del Bronce, e incluso un cementerio celtíbero, conocido como el Castillo, en el que se asevera que permaneció el caudillo Viriato cuando las guerras contra el invasor romano. Incluso, cercano, también, al apenas explorado yacimiento antropológico de Ambrona.
Un lugar rico en Historia, que apenas lo aparenta, pero que seguramente depare muchas sorpresas en el futuro.
jueves, 8 de julio de 2010
Recuperando la Memoria Escolar de Romanillos de Medinaceli
domingo, 4 de julio de 2010
Hay otros mundos, pero están en éste: Edelia de Villasayas
Pero el mundo de Edelia, no se reduce tan sólo a hacer de guía, llaves en mano, recorriendo continuamente esos escasos metros que separan la puerta de su casa de la puerta de la iglesia. Su mundo es sencillo, y a la vez, lejos de parecer una incongruencia, también es complejo, interesante y delicado. Es un mundo donde conviven trabajo, fuerza de voluntad, y sobre todo, es un mundo donde la imaginación tiene también un protagonismo destacado. Protagonismo que transmite a través de esas mismas manos que hacen las labores de su casa, o las duras faenas del campo.
Manos, como digo, curtidas en mil y una faenas, capaces, no obstante, de sujetar con delicadeza unos pinceles que, a su vez, exploran y transmiten otros mundos; mundos interiores, donde la magia de los sueños se viste siempre de Luz y de Color, para mostrar paisajes idílicos; escenas campestres o bodegones, que quizás en su diseño íntimo no hayan previsto las proporciones áureas de los grandes maestros de la Pintura Universal -e incluso, posiblemente, aquellos otros que, Magister Muri, levantaron el templo siguiendo estos parámetros-, pero que, fuera de toda duda, otorgan serenidad, admiración y magia simpática en quien los contempla, habiendo merecido el honor de ser expuestos -junto con obras de otros mundos anónimos distribuídos por ésta entrañable provincia- en el que quizás sea uno de los monasterios más emblemáticos del Císter en Castilla y León: Santa María de Huerta.
Es difícil conocer personas tan gentiles y vitales; tan llenas de fuerza, de vida y expresividad, y no sentirse, en el fondo, impresionado. Por eso, vuelvo a repetir aquí lo que he repetido ya algunas veces a lo largo y ancho de las entradas de este blog: una de las cosas que más impresiona de Soria -aparte de su parajes idílicos y su rico patrimonio histórico y artístico- son esas estrellas que le dan un color y un sabor especial: son, sencilla y llanamente, sus habitantes.
Por eso, no puedo, si no, finalizar la presente entrada, pensando, convencido, en ¡cuánta razón tenía Elouard!. ¡Hay otros mundos, desde luego, pero sin duda, lo más interesantes, a mi modo de ver, están en éste!.