domingo, 13 de diciembre de 2009

Despedida a un entrañable Peregrino: Xavier Musquera


El pasado día 10 de diciembre, un querido amigo, un Maestro Peregrino, nos decía adiós. Xavier Musquera Moreno, dibujante profesional, articulista, escritor e investigador de nuestra España mistérica emprendía, desde esa mágica Barcelona en la que tenía su residencia, su postrer peregrinaje hacia esos mundos desconocidos donde, no me cabe duda, encontrará confirmación a numerosos de los interrogantes que se planteó en vida, muchos de los cuales nos presentó de una manera sabia y metódica, como maestro del buen hacer que era.

Si hace unos meses, presentaba con orgullo la aparición de su nuevo libro, 'Ocultismo medieval' -en el que tengo el honor de figurar en el apartado Agradecimientos como 'la cara amable de Internet, infatigable buscador e impenitente viajero'- hoy, con infinita tristeza, quiero rendirle un pequeño tributo, solidarizándome con el dolor de su familia.

El motivo de hacerlo de aquí, es sencillo. Fue a través de su mención en uno de los primeros artículos de este blog de Soria se hace camino al andar, concretamente el primero que dediqué a la iglesia de San Antón de Bordejé, como Xavier, por esas extrañas casualidades que tiene la vida, localizó por internet la mencionada entrada y me escribió un amable correo. A partir de entonces, Internet se convirtió en una herramienta que fue fomentando nuestra amistad, hasta el punto de ofrecerme su casa si algún día hacía realidad mi deseo de desplazarme hasta Barcelona. No ha podido ser. Como tampoco se ha podido cumplir el ofrecimiento que me hizo este verano de escribir algo juntos, aprovechando el voluminoso archivo fotográfico que poseo, consecuencia de estos casi tres años que llevo peregrinando por esos caminos de Dios.

En realidad, conocí a Xavier, sin saberlo, hace años, muchos años, cuando siendo apenas un adolescente compraba aquélla revista pionera en España, llamada Karma-7, muchas de cuyas portadas, ignorándolo, las habían realizado sus prodigiosas manos.

Hoy, más que a un amigo, siento que despido a un Maestro. Y quiero hacerlo desde la sensibilidad de un poeta, Miguel Hernández que, lejos de levantar polvoredas de estúpido politiqueo, admiro y siento estos versos como míos:

'Temprano levantó la muerte el vuelo,
temprano madrugó la madrugada,
temprano estás rodando por el suelo.
No perdono a la muerte enamorada,
no perdono a la vida desatenta,
no perdono a la tierra ni a la nada..'.

Tenía sólo 66 años, la misma edad que mi padre cuando falleció.

Hasta siempre Amigo; descansa en paz, Compañero.