sábado, 19 de septiembre de 2009

El Laberinto de Garray: ¿enigma o broma de la Naturaleza?


Dentro de lo que podríamos denominar como el fascinante universo del símbolo, el laberinto, por su amplitud de significados ocupa, posiblemente, un lugar destacado. Conocido y utilizado por numerosas culturas de la Antigüedad, su influencia no es ajena, en absoluto, a las concepciones plasmadas en numerosos templos cristianos. De hecho, las grandes catedrales, como la de Chartres, hacen del laberinto un elemento de la máxima importancia, convirtiéndolo, simbólicamente, en 'Camino de Jerusalén' y jubileo de peregrinos.

A la figura del laberinto, se asocia, también, aquella otra de connotacione similares, muy abundante en los recursos decorativos del románico, que es el nudo, siendo el más significativo, el denominado 'nudo de Salomón'.
Si hay algo que me fascina del románico, aparte de su simbolismo y su belleza implícita, es la cantidad de detalles y de matices que ofrece. Detalles y matices que, por regla general, suelen pasar desapercibidos en un primer vistazo y van apareciendo a medida que se visita un templo en cuestión, y éste, de manera aparente y subjetiva, va mostrando sus secretos poco a poco. Tal es el génesis de ésta anécdota, promovido por las numerosas visitas realizadas al templo en cuestión: la ermita de los Santos Mártires de Garray.
Es difícil de localizar, y pasa fácilmente desapercibido, aunque está en un lugar por el todo el mundo tiene que pasar, si tiene la oportunidad de contar con la apertura de la puerta, aunque, dado que queda por fuera, este detalle, probablemente, carezca de importancia.
La primera vez que lo vi, pensé que se trataba del excremento de un pájaro. Por aquél entonces, me acompañaba Teresa, una entrañable amiga que, aunque reside en Madrid, suele pasar largas temporadas en Garray. Un vistazo más detenido, a ojo de objetivo, desechó inmediatamente esa primera impresión. Lo que a mi me pareció entonces un laberinto, a Teresa, dada la cercanía del yacimiento, le pareció una posible representación del cerco de Numancia. He aquí, bajo mi punto de vista, un ejemplo de la importancia del símbolo y del poder que ejerce sobre el intelecto de la gente.
Pudiera tratarse, quizás, de las vetas de la piedra. Pero un vistazo más atento, anula rápidamente esa posibilidad; no parece ser el caso y sí parece más bien grabado, dibujado en la dura superficie por alguien desconocido, con desconocidas intenciones y especulativo mensaje. ¿Quién y cuándo se hizo?. Es imposible precisarlo, pero cuanto más lo observo, más convencido estoy de que me encuentro frente a un curioso y controvertido enigma, que espero, os anime a dar una opinión.
Por eso, creo que esto puede constituir una pequeña encuesta: ¿enigma o broma natural?.