No todo se basa en su románico de calidad; ni en sus espacios naturales de soberbia belleza, como la Laguna Negra, el entorno de los Picos de Urbión o el Parque Natural del Cañón del Río Lobos; tampoco en sus singulares fiestas tradicionales y sus romerías. Ni siquiera en la variedad micológica de su tierra, que hace las delicias, a día de la fecha, de micólogos y aficionados, que rastrean sus valles y pinares en busca de tan codiciado tesoro. Soria, provincia de contrastes que nunca deja de sorprenderme, es también heredera y depositaria de viejas glorias -y no me refiero a Tiermes, Numancia o Uxama- que incitan a mirar hacia atrás, con un sentimiento de inconfundible nostalgia. Allí, aparcada a un lado del apeadero, la vieja locomotora numerada con el número 'dos mil doscientos sesenta y tres' sueña, desde su merecida jubilación, con el humo ennegrecido que salía de su chimenea y el silbido provocado por el vapor en ebullición que se acumulaba en sus calderas. Segurament
'El Fausto de Goethe puede considerarse como el drama simbólico más importante de Occidente; constituye la tragedia del racionalista que agoniza en la celda polvorienta de su conciencia personal, atrapado en el círculo vicioso del aburrimiento y la futilidad; hundido cada vez más en uno y otra. El anhelo que siente Fausto por establecer contacto con lo "oculto" supone el deseo instintivo de creer en fuerzas secretas, en significados más profundos capaces de romper ese círculo...'. [Colin Wilson: 'Lo Oculto', Editorial Noguer, S.A., 1ª edición, mayo de 1974] T al vez no sea una cuestión baladí, suponer que ese círculo vicioso del aburrimiento y la futilidad de la existencia humana, como afirma Colin Wilson en los prolegómenos de su magnífico ensayo, constituyan, simbólicamente hablando, la mordedura mortal de la Serpiente de la Sabiduría, cuyo veneno, que en mi opinión no es otro que el de la curiosidad, haya empujado a algunos hombres, a través de l
'Hoy como ayer, mañana como hoy, y ¡siempre igual! Un cielo gris, un horizonte eterno, y ¡andar...andar!' [Gustavo Adolfo Bécquer] Introducción Cuando emprendo viaje por la provincia, generalmente tengo claro a dónde quiero ir y qué es lo que espero encontrar. Como buen 'cazatesoros' -el epíteto se lo debo a mi amiga Teresa- soy un rastreador de pistas, siendo éstas tan variadas, como variada e insaciable es, en el fondo, mi curiosidad. Son tantos los tesoros; tantas las maravillas por ver, descubrir, sentir y valorar que, residiendo a más de doscientos kilómetros, no tengo más remedio que lanzarme a la carretera con las primeras luces del alba, si quiero aprovechar -lo más intensamente posible- las pocas horas que me restan entre la ida y la vuelta. Tales prisas, por supuesto, hacen que apenas tenga tiempo para 'explorar' lo que, en mi opinión, es el mayor tesoro que uno se puede encontrar en la región que visita: sus gentes. Por eso, la pre
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